El proyecto se puede explicar mediante el proceso de aproximación y acceso, concebido de manera progresiva. Desde la lejanía el edificio se observa en toda su horizontalidad, integrado como una pieza más de la ladera sobre la que se asientan el teatro romano, el pueblo de Peñalba de Castro y los nuevos edificios (almacén y aula arqueológicos). Una vez llegamos, el acceso se produce de manera secuencial, con una cierta aproximación a la memoria romana y en concreto a sus templos clásicos. El edificio se apoya sobre un pódium al que se puede ascender por una escalinata. Posteriormente, se accede al pórtico o peristilo de entrada, que supone uno de los espacios más importantes del edificio. Previamente, disfrutaremos de la plaza y atrio, al sur.
el peristilo, incorporado al resto del edificio, no es solo un espacio de acceso, sino también de disfrute de las vistas del paisaje lejano, así como de filtro y protección frente al exigente clima castellano en cada época del año (sol, lluvia, nieve…). Es un rico espacio cubierto, ambiguo, de luz y sombra, abierto y cerrado simultáneamente. Junto con la ladera posterior (oeste), el pórtico o peristilo (este) permitirá controlar el soleamiento en función de las orientaciones.
Ya en el interior, el edificio sorprende por su compacidad y sencillez organizativa, a la vez que por su funcionalidad y claro orden. El acceso se produce en un espacio centralizado común que agrupa vestíbulo, cafetería y tienda, distribuyendo con eficacia a los visitantes. si al exterior el edificio se manifestaba mediante su cerramiento porticado, al interior se descubre como 2 piezas en “L” macizas y cerradas de hormigón que, por su parte posterior, se Insertan en la ladera y se integran en la misma. siguiendo con la aproximación a la memoria romana, estos volúmenes compactos nos recuerdan las cellas donde se guardaban los tesoros más preciados.