El proyecto se posa de manera natural en el fondo del valle. De este modo, lo conforma, lo tensiona y lo hace presente. El balneario se desarrolla a partir de una sucesión de muros pantalla que cosen el territorio. Estos muros sirven para filtrar los recorridos del programa hasta llegar al espacio termal.
La primera pieza de la sucesión se libera del programa respondiendo así a las sugerencias formales de un territorio tan singular. Mediante la generación de arcos se permite que el zócalo, sobre el que se asienta la intervención, avance de manera natural por el Norte, generando así la plaza de acceso y otro gran espacio mirador en la zona de exposición y cafetería.